Señor Alcalde, autoridades, vecinos y
amigos de Hiendelaencina, es para mí un honor tener la responsabilidad de ser
pregonero de las Fiestas de 2012 de nuestro querido pueblo, por lo que dejo
constancia de mi agradecimiento ante vosotros por tal distinción.
En primer lugar, quiero dedicar un sentido
recuerdo, a aquellos que nos dejaron en el transcurrir de este periodo de
tiempo.
Los
seres humanos tenemos la necesidad de buscar y por tanto hallar en todos los
ámbitos de la vida, similitudes y diferencias, por lo que una de las formas más
habituales de demostrar las afinidades a un mismo lugar, es la celebración de
la fiesta patronal, justificadora de reuniones de engalanada armonía, que
motivan unos días de encuentro entre los que siempre estáis aquí, con los que
venimos ocasional o asiduamente a quitarnos el estrés de la ciudad.
El
sentimiento minero de nativos, descendientes o foráneos que un día llegaron y
se impregnaron de la historia y belleza de nuestro pueblo, se nota tanto en el
quehacer diario de este pequeño municipio de la Sierra Norte de Guadalajara,
como en el orgullo que ponemos al proclamar a los cuatro vientos por unos y
otros confines, los dones del lugar.
Tal
distinción, se podría resumir en tres estrofas que adaptadas para la ocasión
dicen:
En un rincón de Castilla
junto
a unas ruinas yertas,
cerca
de una cumbre altiva
y
al pie de esta sierra esbelta,
entre el Ocejón y el Otero
aquí mi pueblo se encuentra,
en
otros tiempos testigo
de
la actividad minera
con
la emigración se fue
el
cultivo de la tierra.
Allende en la encina está
en la meseta ancha alzado
formándose con el cauce
barrancos
accidentados
del
Bornova y su caudal
otrora
tiempo olvidado,
sus
corrientes hechizadas
con
sus aguas moldearon
la
mies y electricidad
su
descender hoy pausado.
Hiendelaencina es su nombre
su apodo es muy elegante
por Las Minas le conocen
forasteros
y habitantes,
su
fiesta la celebramos
como
algo significante
porque
los mineros somos
ciudadanos
muy amantes
de
portar en nuestra fiesta
la
esencia como estandarte.
Esencia
de nuestra idiosincrasia expresada en esta ocasión en forma de celebración y
estandarte de las costumbres heredadas de nuestros ancestros.
A través de generaciones, todos y cada uno
de nosotros hemos mantenido de una u otra forma esas tradiciones, costumbres y
formas de ver y vivir la vida, recordadas en ocasiones como las más tiernas,
más tristes o más lúdicas y que guardamos en nuestras memorias y en nuestros
corazones.
Ya lejanas, llegan hasta mi reminiscencias
de aquella infancia transcurrida felizmente con mis abuelos, guardianes de la
esperanza de unos padres alejados por las circunstancias, de aquellos días de
paseo colegial por las escombreras, junto al anciano y entrañable maestro Don
Desiderio o aquellas fiestas donde en la plaza, entre el bar del Elías y el de
Santos, se colocaba la orquesta y al son de pasodobles, desde nuestras
diminutas perspectivas, con mis coetáneos compañeros de correrías veíamos a los
vecinos marcarse aquellos repetitivos pasos, los hombres con sus impolutas
camisas blancas, pantalones nuevos de pana y sus abarcas de los domingos y las
damas con sus bonitos vestidos de fiesta o faldas de tablas.
En
mi juventud y ya reagrupada la familia, recuerdo con placer las fiestas de los
años setenta, precursoras de la etapa actual de peñas, donde por grupos nos
perdíamos por Los Prados, El Asiento del Cura o La Peña de la Visera, con
nuestra limonada adulterada con gotas de etílicos caldos.
Aquello
ya es pasado y el presente es el futuro que entonces esperábamos, disfrutándolo
como el primero de los veranos que se pierden en nuestras memorias, unas más
cercanas que otras, en definitiva, recuerdos de las raíces que nos aferran a
esta generosa, sufrida y amada tierra.
Como
Baltasar Gracian dijo, lo bueno, si breve, dos veces bueno, si no cumpliese la
primera premisa, al menos si quisiera no haber sobrepasado en exceso la
segunda, por lo que, agradeciendo vuestra paciencia, os deseo que tengáis unas
muy felices fiestas y os invito a decir conmigo:
¡Viva
Santa Cecilia!
¡Viva
Hiendelaencina!
¡Vivan
Los Mineros!
Antonio
Nieto Bruna
23-8-2012
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