La codicia














La codicia es triste mal
corruptora del humano,
quien ayer te llamó hermano
tal vez hoy te niegue sal.
La usura siempre amoral
engañando a la esperanza
especula con la fianza
para alcanzar la riqueza,
abusa de la pobreza
y así se engorda la panza.

La vileza encuentra alianza
con escrupuloso engaño
no importando causar daño
para alcanzar su bonanza.
Otorgando la confianza
mostraran buenos modales
embaucando los caudales
a quien quiere enriquecerse,
aun a costa de perderse
en embrollos ilegales.

Los que no fueron leales
a las causas de los pobres
buscarán entre los sobres
exculpaciones legales.
El dinero hace rivales
entre hermanos y entre amigos,
entre ricos y mendigos,
entre el noble o el plebeyo,
convierte lo feo en bello
he injuriosos en testigos.

Los humanos enemigos
del mundo que les rodean
alcanzan lo que desean,
maltratando con castigos.
Y al mirarse sus ombligos
solo ven que la decencia
no es ajena a su conciencia
si no afecta a sus bolsillos,
entre tanto los caudillos
otorgan la providencia.

La justicia con frecuencia
amparará al que más tiene
y aunque a veces le condene
le dará soez clemencia.
Pues tan solo la indulgencia
se compra con la cartera
y aunque no es prueba certera
el ladrón de guante blanco
guarda el dinero en el banco
y el desahuciado en la era.

El que no tiene, quisiera
obtener buena fortuna
y si ha de pasar hambruna
aguarda iluso la espera.
La codicia es altanera
alberga en nuestra conciencia
la traición y la demencia
la usura y la egolatría,
la razón se perdería
con su malévola influencia.

Quien con fe pide clemencia
con el rezo cada día,
es que en su interior oiría
que el orar da la indulgencia.
Entonces la penitencia
que perdona los pecados
deja a los desamparados
a merced de un ser divino,
justificando así el sino
de seres desheredados.

Cuando vemos desalmados
que expolian todo lo ajeno
en nuestro interior obsceno
quedan los ojos cerrados.
Mientras tanto los parados
buscarán con sus temores
todos aquellos valores
que dignifiquen sus frentes,
los demás indiferentes
escondemos los rubores.

Si se buscan los hedores
que están entre la basura
en la miseria supuran
los sueños de perdedores.
Algunos legisladores
tienen sus conciencias mudas
sus almas quedan desnudas
por la mísera codicia,
amparada en la malicia
sus razones crean dudas.

Si estas palabras son rudas
con tantas divagaciones
lo que parece aversiones
son reflexiones agudas.
Las verdades si son crudas
tocan siempre lo moral
pues buscando en lo esencial
encontramos las miserias
envueltas entre materias
de ese codicioso mal.​


Antonio Nieto Bruna 
Copyright© 
2-9-2013 



Premio destacado a la Poética clásica,
otorgado en el portal de Internet
Mundo Poesía, el 30 de Noviembre de 2013

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