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En la Serranía Norte cerca de Guadalajara
se encontró una rica veta el filón era de plata.
Allá en Hiendelaencina los yacimientos estaban
en el rico Canto Blanco donde a plena luz brillaba,
nativo argento metal entre rocas y pizarras.
Aquel acontecimiento de la noche a la mañana
cambió la fisonomía de esta rústica comarca,
en donde otrora había huertas, quedan tierras perforadas,
agricultor y pastor cambian cayado y azada
por el pico y la barrena y el oro trigo por plata.
Y llegaban los mineros de todas partes de España.
En pocos años los pozos surgieron como hierba mala
pero no todas las minas dan aquello que esperaban,
explotando el filón rico, Santa Cecilia la llaman,
lindando queda la Suerte y Teresa entre dos aguas,
algunos también decían la Fortuna está cercana,
aunque nadie lo diría pues la inversión era escasa.
Las minas con auge pleno finalmente comenzaban
a dar el fruto esperado aquel que un día soñara
don Pedro Esteban y Górriz, quien con su hallazgo dejaba
la leyenda que nos cuenta aquella hazaña pasada
y muchas pequeñas gestas de esta historia tan lejana,
aunque está en algunos libros hoy no queda casi nada.
No todo será fortuna no todo fueron bonanzas
por tanta prosperidad se pagarán cuotas altas,
despertando tal riqueza envidias en la comarca
aquellos los lugareños pensaban que no ganaban
por tanto riesgo y sudor lo que el esfuerzo rentaba.
Unos dejaron sus vidas, otros sus cuentas inflaban.