Aquel muchacho muy amado
con pocos años cumplidos
y menos aún los vividos
se dio por afortunado.
Un día tan señalado
poco después de almorzar
se dispuso a festejar
el día de su onomástica
y una jornada fantástica
que no pudo imaginar.
Una fiesta familiar
con piñata que se espera
aunque no sea la primera
esta no podrá olvidar.
Entre dos le han de tapar
los ojos con un pañuelo
le preparan para el duelo
que a ciegas ha de tener
y si no logra vencer
seguro tendrá consuelo.
En guardia y mirando al cielo
se dispone el gladiador
girando a su alrededor
el enemigo alza el vuelo.
Mientras tanto desde el suelo
esperando está al acecho,
la estrategia será el hecho
que ayudará en la batalla
a ganarse la medalla
la que se pondrá en el pecho.
Desde una viga del techo
de madera cuarteada
en una soga colgada
atada está por el pecho,
una figura de estrecho
tronco y graciosas maneras
lleva bajo sus caderas
tal esperada sorpresa
pues esa figura obesa
lo guarda en sus posaderas.
En lucha con sus quimeras
busca su oculto regalo
y al muñeco con el palo
le dio en sus partes traseras.
Lanzándose como fieras
los demás hacia los despojos;
destapa entonces los ojos
y observa de la piñata
caer cuando la remata
confites blancos y rojos.
Antonio Nieto Bruna
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2-1-2017