Es tanta su majestad,
aunque son sus duelos hartos,
que aun con estar hecho cuartos
no pierde su calidad.
pero pues da autoridad
al gañán y al jornalero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Francisco de Quevedo
Dándole al dinero un precio
el ser humano ambicioso
de él hará un uso oneroso
muchas veces con desprecio.
Sea el hombre listo o necio
a su influjo misterioso
no le será indiferente
ni al cobarde ni al valiente.
Pero nada es más honroso
que ser justo y decoroso.
Todo ser naciendo honrado
tiene un fondo tenebroso,
sea ruin o generoso
está su tiempo contado.
Quien mirase a su pasado
sintiéndose muy orgulloso
de lo que aquí hemos dejado,
está muy equivocado.
Pero nada es más honroso
que ser justo y decoroso.
Aunque su paternidad
es de carácter dudoso
el rico estará orgulloso
al darle la autoridad.
Mientras que la realidad
lo convierte en venenoso
si se usa con intención
y se oculta su abyección.
Pero nada es más honroso
que ser justo y decoroso.
Su valor le dará brillo
a quien luzca esplendoroso
el noble metal precioso,
que engorda nuestro bolsillo.
Se refleja en el anillo
el poder del Vaticano,
y el cetro del faraón
sobrevivió al dios humano.
Pero nada es más honroso
que ser justo y decoroso.
Su dominio al mundo llega
con su influjo misterioso
al pobre hace temeroso
y el rico con él se brega.
Y aunque la avaricia es ciega
solamente el generoso
lo usará con la conciencia
de mirar su consecuencia.
Pero nada es más honroso
que ser justo y decoroso.
En su faceta social
el humano es más valioso
que el oro más codicioso,
pues es solo material.
Si fuera el mundo un erial,
decidme si esto es certero,
¿poderoso caballero
es don Dinero?
Pues no hay nada más honroso
que ser justo y decoroso.