Germinaste de repente sin apenas avisar
en el jardín de mi vida como rosa preferida
de mi rosal invernal.
Sin apenas darme cuenta tus pétalos florecieron
obsequiándole al viento el olor risueño y fresco
del capullo entreabierto que comienza a madurar.
Las espinas que protegen a esta flor tan singular
su esencia más exquisita no nos permite inhalar.
Estas espinas malditas algún día caerán
dejándome entonces paso al aroma de la rosa
que engalana mi rosal.
Antonio Nieto Bruna
Copyright©
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19-7-2009
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