Cuando formas
perversas y malditas
se esconden entre
algunas sucias mentes,
asoman con sus
hechos indecentes
acciones inhumanas
y gratuitas.
Maneras execrables
y proscritas,
a las nobles,
inocuas y decentes,
personas con sus
almas inocentes,
acechan
sanguinarias y cainitas.
Pensemos: ¿Qué le
mueve al ser humano
a ser con sus
afines pernicioso
y usar para matar,
a Dios en vano?
Quizá cuando el
avaro y poderoso
pudiera controlar
su larga mano,
haría al mundo
menos peligroso.
Antonio Nieto Bruna
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