Manual de resistencia


¿Por qué siempre ha de ocurrir
en los mejores momentos,
que despertamos del sueño
entre profundos lamentos?

Malditos los miserables
que rompen las ilusiones
de todos los que apostaron
por un mundo sin ladrones.

El manual de resistencia
debes tener que aplicar
con la firmeza que exige
la penosa realidad,

corruptos y corruptores 
son producto de la mierda
que generan ambiciones
de derechas y de izquierdas,

Y aunque a veces sea cierto,
con sus sartas de mentiras
los de siempre se aprovechan
para desatar las iras,

de aquellos que desconfían
del sistema y la política,
cuando no se benefician
la atacan y la critican.

Mientras tanto los demócratas
siguen tapando la herida
de anacrónicas maneras
que nacieron ya podridas,

en lugar de restañarlas
con medidas muy concretas,
para limpiar las cloacas
de las ratas más abyectas.

No hay forma más evidente
que defina a cualquier truhan
al disfrazarse de honesto
con su capa de inmoral,

y mientras que el aforado
rompe y destruye las pruebas
casi nunca se hace nada
para que cambien las reglas.

La vergüenza que provocan
todos estos mal nacidos
deberemos enjugar
con ojos enrojecidos,

pero con firmes acciones
y con golpes muy precisos
que demuestren diferencias
de como se usa un martillo.

Progresistas que aportamos 
nuestros modestos esfuerzos
para el pueblo y por el pueblo
sin ningún emolumento,

deseamos quieras usar
tu ecuanimidad y acierto
y que puedas alcanzar
la meta que te has impuesto.

Nunca les permitiremos
a los que sus desvergüenzas
tapan sin ningún sonrojo
sus más infames bajezas,

que nos puedan socavar 
con sus armas más siniestras
las más sinceras razones
que tiene la convivencia.

Después de pedir perdón
se acabó la complacencia
empezando a proceder
con todas sus consecuencias,

por lo tanto hay que pactar
leyes justas y valientes
para así evitar robar
a golfos y a los de siempre.

Porque dicen que no hay mal
que por bien al final venga
deberemos esperar
que esta situación revierta,

con formas de honestidad
para pensar en conciencia
que se debe trabajar
sin dar paso a la indolencia.