Ochenta otoños fulgen en tus sienes
y ochenta primaveras muy lucidas
tus manos hoy cansadas y curtidas,
un día sujetaron mis vaivenes.
Tuviste de la vida algunos bienes
con muchas y penosas despedidas
y siempre te curaste las heridas
con lágrimas, cariño y parabienes.
Te apoyas levemente en el bastón
y en todos los que aquí te acompañamos,
al darnos tu cariño y emoción.
Con rosas rojas que hoy te regalamos,
un beso, una caricia, una canción,
madre, felicidad te deseamos.
Antonio Nieto Bruna
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28-11-2011
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