El árbol de la vida

Soy árbol que extendiendo amplias ramas al cielo
transforma con los rayos la savia en alimento
esencia del saber guardado con mi anhelo,
cielo es conocimiento los rayos pensamiento.

El tallo es mi sostén que guía el crecimiento
forjador del ayer y de nuestra existencia,
la corteza fue fiel guardando el sentimiento
cuando aflora la llaga su arrugada vivencia.

Raíz alimentada con sales de maestros
absorbida es el agua que lleva la conciencia,
la razón es rizoma, profunda de los diestros
donde el bulbo acumula reservas de la ciencia.

La verde primavera de alegre adolescencia
mis frondas ondearon al viento de la vida,
las raíces forjaron la yuca fue mi esencia,
mandioca alimentada de evocación que anida.

El verano llegó juventud cohibida,
gritando libertad y soñando a menudo
el poder recitar poesía dormida,
de aquellos mis poetas, ninguno quedó mudo.

En otoño estoy solo un poco más sesudo,
la vida me enseñó que nada es evidente
cuando se hace frecuente termina siendo agudo,
lo que fuera real parece ambivalente.

Cuando llegue el invierno de mis hojas carente
queda la rama ausente curvándose hacia el suelo,  
que Eolo con el viento me lleve de repente 
y a mi primer retoño, le dé un instante duelo.




Antonio Nieto Bruna
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16-3-2012 

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