Cuando leo poesía
le busco su transcendencia,
huyendo de la apariencia
de falsa sabiduría.
Aunque busco la armonía
antepongo en su lenguaje
poder buscar el bagaje
que nos regale el autor,
y que yo como lector
pueda captar su mensaje.
De siempre lo he mantenido,
el poeta cuando crea
tan solo lo que desea
simplemente es ser leído.
El ego si es complacido
resulta reconfortante
y entonces te crees Dante
o Virgilio en La Comedia,
envueltos en la tragedia
de la luz ciega y distante.
La poesía transporta
por mundos insospechados
por cielos con sus pecados
e infierno que nos exhorta.
A veces nos reconforta
el verso con un buen son
y nos toca el corazón
cuando al hacerlo muy nuestro
el inspirado y suave estro
nos relaja con su don.
¿Quién entonces nos diría
que trovar es decadente
que no le importa a la gente
este arte de minoría?
Cuando la gran mayoría
de celebres escritores
nos dejaron sus temores,
sus sueños y sus quimeras,
sus odas y sus maneras
de ensalzar a sus amores.
¿Sería entonces señores,
que algunos somos copleros
o de versos ingenieros
sin enseñar más valores?
Poetas que con honores
dejaron obras escritas
nunca quedarán marchitas
al donarnos la bonanza
en versos con la templanza
de plumas tan exquisitas.
Llegando a la conclusión,
reflexiono con voz alta
y un súbito a mí me asalta
no encontrando explicación.
Me pregunto ¿Será un don
disfrazar el contenido
con aparente sentido
de una ignota lucidez?
¡No!, solo con la honradez
el verso es bien concebido.
le busco su transcendencia,
huyendo de la apariencia
de falsa sabiduría.
Aunque busco la armonía
antepongo en su lenguaje
poder buscar el bagaje
que nos regale el autor,
y que yo como lector
pueda captar su mensaje.
De siempre lo he mantenido,
el poeta cuando crea
tan solo lo que desea
simplemente es ser leído.
El ego si es complacido
resulta reconfortante
y entonces te crees Dante
o Virgilio en La Comedia,
envueltos en la tragedia
de la luz ciega y distante.
La poesía transporta
por mundos insospechados
por cielos con sus pecados
e infierno que nos exhorta.
A veces nos reconforta
el verso con un buen son
y nos toca el corazón
cuando al hacerlo muy nuestro
el inspirado y suave estro
nos relaja con su don.
¿Quién entonces nos diría
que trovar es decadente
que no le importa a la gente
este arte de minoría?
Cuando la gran mayoría
de celebres escritores
nos dejaron sus temores,
sus sueños y sus quimeras,
sus odas y sus maneras
de ensalzar a sus amores.
¿Sería entonces señores,
que algunos somos copleros
o de versos ingenieros
sin enseñar más valores?
Poetas que con honores
dejaron obras escritas
nunca quedarán marchitas
al donarnos la bonanza
en versos con la templanza
de plumas tan exquisitas.
Llegando a la conclusión,
reflexiono con voz alta
y un súbito a mí me asalta
no encontrando explicación.
Me pregunto ¿Será un don
disfrazar el contenido
con aparente sentido
de una ignota lucidez?
¡No!, solo con la honradez
el verso es bien concebido.
Antonio Nieto Bruna
Copyright ©
6-8-2013
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