Semana Santa cautiva
de tradición milenaria
Semana santificada
para el perdón
de los hombres.
No se, si será honra
festejar dicho martirio,
aunque para encender cirios
siempre habrá un pobre
crucificado en cedro
y luego bendecido.
En este pueblo lejano
de aquel monte del Calvario,
de los campos de Castilla
llegó un hombre un día
con los hábitos relucientes
instaurando la Pasión Viviente.
Quedando presente,
los Viernes Santo siguientes
marcar los pasos que anduvo
el hijo de Dios hecho hombre.
Aquel alegre Cura
amigo del buen hacer
en este pueblo minero
su proceder fue bienvenido
desde el joven ávido
de mundo por conocer
hasta por quien
con misa diaria
y con sus plegarias
quiso el cielo alcanzar.
A la postre aquí estamos
vestidos con estos sayos
haciendo la Pasión Viviente
agricultores, ganaderos,
nativos, forasteros,
creyentes y no creyentes,
representando el legado
que en el pueblo ha quedado
de aquel ministro de Dios.
Antonio Nieto Bruna
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7-11-2014
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