Elegía a Nicolás Bruna

Una tarde de invierno frío
te damos el último adiós
acompañándote en tú viaje
hasta el andén de la estación,
el tren sin paradas espera
tú inminente ascenso al vagón,
pues a la eternidad te lleva
sin remedio y sin remisión,
lugar eterno donde todos
llegamos queramos o no.

El camino que tú has andado
lo llevaste con gran tesón,
esfuerzo, paciencia y cariño,
con dulzura y con comprensión,
los tuyos y el resto del mundo
te damos el último adiós.

Un día tomaste las riendas
que el Cachorro a ti te dejó
y tirando de ellas con fuerza
llegaste a la última estación.

Patriarca eres de una familia
que aquí orgullosa se quedó,
llevan muy alto tu linaje
por esos caminos de Dios.

Permíteme tío querido,
pedirte el último favor
y si es verdad que el cielo existe
observa con mucha atención,
por si encontraras a mi padre,
que de aquí un día se marchó,
dale recuerdos de este, su hijo,
que nunca jamás le olvidó.














Antonio Nieto Bruna 
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11-12-208 

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