Siendo hechizo que asiste al fin del día,
es tan fría y brillante como el hielo,
es el tenue fulgor en el riachuelo,
es un verso de clásica poesía.
Es con su lividez esa energía
que nos llega de un negro y vasto cielo,
y ese suave y noctámbulo desvelo
nos envuelve con su melancolía.
Sea invierno, verano o primavera,
siempre espera furtiva en la frontera
ver cubrirse de sombras los confines.
Es su embrujo el que llama a los maitines,
es su encanto la musa y la quimera
y es del loco su eterna compañera.
Antonio Nieto Bruna
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17-11-2016
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