Pregón de las Fiestas Patronales de Hiendelaencína, 2012



Hiendelaencina, 23 de agosto de 2012

Señor Alcalde, autoridades, vecinos y amigos de Hiendelaencina, es para mí un honor tener la responsabilidad de ser pregonero de las Fiestas de 2012 de nuestro querido pueblo, por lo que dejo constancia de mi agradecimiento ante vosotros por tal distinción.
En primer lugar, quiero dedicar un sentido recuerdo, a aquellos que nos dejaron en el transcurrir de este periodo de tiempo.

Los seres humanos tenemos la necesidad de buscar y por tanto hallar en todos los ámbitos de la vida, similitudes y diferencias, por lo que una de las formas más habituales de demostrar las afinidades a un mismo lugar, es la celebración de la fiesta patronal, justificadora de reuniones de engalanada armonía, que motivan unos días de encuentro entre los que siempre estáis aquí, con los que venimos ocasional o asiduamente a quitarnos el estrés de la ciudad.

El sentimiento minero de nativos, descendientes o foráneos que un día llegaron y se impregnaron de la historia y belleza de nuestro pueblo, se nota tanto en el quehacer diario de este pequeño municipio de la Sierra Norte de Guadalajara, como en el orgullo que ponemos al proclamar a los cuatro vientos por unos y otros confines, los dones del lugar.
Tal distinción, se podría resumir en tres estrofas que adaptadas para la ocasión dicen:

En un rincón de Castilla
junto a unas ruinas yertas,
cerca de una cumbre altiva
y al pie de esta sierra esbelta,
entre el Ocejón y el Otero
aquí mi pueblo se encuentra,
en otros tiempos testigo
de la actividad minera
con la emigración se fue
el cultivo de la tierra.

Allende en la encina está
en la meseta ancha alzado
formándose con el cauce
barrancos accidentados
del Bornova y su caudal
otrora tiempo olvidado,
sus corrientes hechizadas
con sus aguas moldearon
la mies y electricidad
su descender hoy pausado.

Hiendelaencina es su nombre
su apodo es muy elegante
por Las Minas le conocen
forasteros y habitantes,
su fiesta la celebramos
como algo significante
porque los mineros somos
ciudadanos muy amantes
de portar en nuestra fiesta
la esencia como estandarte.​

Esencia de nuestra idiosincrasia expresada en esta ocasión en forma de celebración y estandarte de las costumbres heredadas de nuestros ancestros.

A través de generaciones, todos y cada uno de nosotros hemos mantenido de una u otra forma esas tradiciones, costumbres y formas de ver y vivir la vida, recordadas en ocasiones como las más tiernas, más tristes o más lúdicas y que guardamos en nuestras memorias y en nuestros corazones.
Ya lejanas, llegan hasta mi reminiscencias de aquella infancia transcurrida felizmente con mis abuelos, guardianes de la esperanza de unos padres alejados por las circunstancias, de aquellos días de paseo colegial por las escombreras, junto al anciano y entrañable maestro Don Desiderio o aquellas fiestas donde en la plaza, entre el bar del Elías y el de Santos, se colocaba la orquesta y al son de pasodobles, desde nuestras diminutas perspectivas, con mis coetáneos compañeros de correrías veíamos a los vecinos marcarse aquellos repetitivos pasos, los hombres con sus impolutas camisas blancas, pantalones nuevos de pana y sus abarcas de los domingos y las damas con sus bonitos vestidos de fiesta o faldas de tablas.
En mi juventud y ya reagrupada la familia, recuerdo con placer las fiestas de los años setenta, precursoras de la etapa actual de peñas, donde por grupos nos perdíamos por Los Prados, El Asiento del Cura o La Peña de la Visera, con nuestra limonada adulterada con gotas de etílicos caldos.
Aquello ya es pasado y el presente es el futuro que entonces esperábamos, disfrutándolo como el primero de los veranos que se pierden en nuestras memorias, unas más cercanas que otras, en definitiva, recuerdos de las raíces que nos aferran a esta generosa, sufrida y amada tierra.
Como Baltasar Gracian dijo, lo bueno, si breve, dos veces bueno, si no cumpliese la primera premisa, al menos si quisiera no haber sobrepasado en exceso la segunda, por lo que, agradeciendo vuestra paciencia, os deseo que tengáis unas muy felices fiestas y os invito a decir conmigo:

¡Viva Santa Cecilia!
¡Viva Hiendelaencina!
¡Vivan Los Mineros!


Antonio Nieto Bruna
23-8-2012
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