Sueños eternos



Al entrar en la habitación, se encontraban de nuevo con esas sensaciones entre contradictorias y anacrónicas, como si sus recuerdos invitaran a tener una y otra vez un “deja vu” continuo.
La gramola reproducía su canción favorita, y en su frío lecho se disponían a descansar un día más, mientras llegaba la noche:

Solos en la habitación
huimos del amanecer,
cuando en el anochecer
llega la reencarnación.
Entonces es la ocasión
de usar nuestra fantasía,
junto a esta melodía
que Apolo en la isla de Delos
regaló a nuestros desvelos,
antes que llegara el día.

Antonio Nieto Bruna
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19-1-2016