El charran y el cazador

El cazador salió con un reclamo
a otear sigiloso a una presa
y le hizo al muy ingenuo la promesa
de poner como marca su marchamo.

La pieza que buscaban era un gamo
hijo de ciervo y dama montañesa
que con su manto rojo en la dehesa
pastaba sin un dios y sin un amo.

Apostado entre el cieno y la ribera
estaba diligente el carcamán
ondeando orgulloso su bandera.

Decidido y con firme el ademán
su escopeta que lleva en bandolera
se dispara abatiendo a un charrán.

Lo que dice el refrán:
Aquellos que disparan a los cielos
la concordia la tiran por los suelos.


Antonio Nieto Bruna
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8-4-2019



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