Soneto a Las Minas


Las ruinas y la memoria nos quedan de tu pasado,
los ecos de aquel legado nos dejan entre la historia
los pozos ya sin su gloria, las minas, algún sembrado
y el tiempo casi parado por la influencia migratoria.

Su suelo quedó explotado en esa etapa notoria,
la plata vistió de euforia aquel pueblo ilusionado
el hecho es que no ha quedado en sus entrañas ni escoria,
solo la dedicatoria de un monolito agrietado.

La Plaza Mayor quedó como la huella de un ayer
y junto a ella has de ver la iglesia que allí se alzó
su amplitud distinguió tan eximio acontecer.

Fortuna, suerte y poder al pueblo lo transformó
efímero transcurrió su insólito renacer
y el pretérito acaecer parece que no pasó.


Antonio Nieto Bruna
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29-4-15