Lluvia de otoño

Llueve, con anodino ritmo lento
y entre el frío y traslúcido cristal
entra la tenue luz por el ventanal
y los rayos aclaran el momento.

Lágrimas de un monótono lamento
entre hojas muertas dejan su ritual
con gotas de agua fina y otoñal
que acunan a la noche con el viento.

El cielo entre los blancos algodones
esconde su tesoro renovable
que enseña cuando llegan nubarrones.

La tierra lo recibe imperturbable
y se nutre de vida con sus dones
haciendo a ese ciclo indispensable.



Antonio Nieto Bruna
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7-5-2015