De paso por el Henares

Después de una noche en vela a dormir me proponía
sin hacer de aquello un drama
la médico a quitarme el mal con prestancia disponía
y un electrocardiograma
pide que me haga primero
a un juvenil enfermero,
con solicita presteza, le reclama la doctora.
Mientras tanto y sin demora
mis venas busca ligero.

Al borde de la demencia mi mente jura y difama.
Mientras tanto le pedía
una ayuda a la experiencia, sin clemencia aquella dama
la estaca puso de vía
las manos se las frotaba,
los colmillos se afilaba.
En esto allí se presenta una ambulancia ruidosa.
Me vino en broma chistosa
-por subir no me afanaba-.

Entrando con diligencia uniformadas personas
me hacen la mueca burlona.
El ayer quedó en pretérito en el hoy se ven coronas,
y una señora tristona.
¿Pasaron hechos y adverbios?,
¿se me alteraron los nervios?
Afloran todos mis miedos, los que dicen que el dolor
quien nace es acreedor
de este misterio soberbio.

Las horas en el Henares parece que nunca pasen
en aquel box solitario
que da paso a los altares aunque algunos se retrasen
según destino arbitrario.
En un susto se ha quedado
y un pericardio inflamado,
en un reposo absoluto en casa estoy aburrido
por lo que así he decidido,
contarlo con desenfado.​

 Antonio Nito Bruna
Copyright ©
22-10-11



No hay comentarios:

Publicar un comentario