Formas y usos de la crítica

Tiene el humano gracia y potestad
en juzgar al igual o al diferente
siendo algo sustancial como inherente
se aplica con encono o con bondad.
Aquellos que se dan notoriedad
buscarán una crítica inclemente,
y el sabio la usará decentemente
si el ego no le ciega en su verdad.

Se critica el pasado del anciano,
del joven su premura y diligencia,
del apuesto su garbo y su presencia,
y al que es débil lo tachan de gusano.
De Dios, si nos parece muy lejano
criticamos su don de omnipresencia,
y al pobre que padece una demencia,
critica aquel que piensa que está sano.

El chismoso critica al que es prudente
por ser amable, honrado y generoso,
en el fondo querrá cualquier ocioso
criticar al ladrón o al inocente.
La crítica sagaz como inclemente
si la usa el radical o el poderoso,
con aire prepotente y victorioso
nos muestra su carácter indolente.

Quien dice las verdades del barquero
para recriminar las aptitudes
de aquellos que no ven sus laxitudes,
no mira que él también tiene trasero.
Aquel que no se siente prisionero
de sus palabras, formas o acritudes,
debería mirar sus actitudes
y hacer después análisis sincero.

Existen mil maneras en las críticas
según y cómo ellas se conciben,
si más o menos francas se reciben
se aceptarán sinceras o analíticas.
Criterios que se adornan de raquíticas
costumbres de censuras que prohíben,
lo harán todos aquellos que se inhiben
amparándose en formas más políticas.

El juicio si es veraz y consecuente
lo usamos para nuestro crecimiento,
siendo correcto o malo el argumento
aceptarlo es un acto inteligente.
Si la opinión resulta convincente
ayuda a la razón como al talento,
a falta de un brillante fundamento
se espera del censor sea indulgente.

Si la ignorancia al ser tan atrevida
se amparase en la falta de censura
sería simplemente una aventura
el intento de hacer sanar la herida.
Entonces, con la furia resentida
que se encuentra escondida en la impostura
en el débil provoca la locura
si no ve en la respuesta una salida.

¿Qué podría tener mayor delito,
el uso de la crítica inclemente
o ese pudor que la ignorancia siente
al pensar que el error no fue prescrito?
La discusión si hubiera o no, la evito
pues, aunque no encontrara lo evidente
la opinión más abrupta o inocente
varía si lo oprobio se hace rito.

A veces a los gestos los indago
y analizo con celo y mente fría
aunque ello no causara simpatía,
opinar con respeto es lo que hago.
Mientras, utilizamos el halago
para manifestar la cortesía,
por no encontrar alguna analogía
no debemos hacer ningún estrago.

Se dan y se reciben con frecuencia
consejos acertados o perversos
con los razonamientos más diversos
son acicate en busca de experiencia.
Y aunque parezca simple indiferencia
momentos que pudieran ser adversos
se quedarán transpuestos y dispersos
cuando se usa el criterio en apariencia.

De forma descortés y displicente
el arrogante a veces instituye
maneras de opinar que se atribuye
como crítica audaz y competente.
Mientras, en ojo ajeno la evidente
paja, ve claramente que en él fluye,
notando que en su iris se diluye
la viga en apariencia inexistente.

Como una sombra por el mundo pasa,
en busca de los otros el desdoro
cual estela fugaz de un meteoro
y se esfuma de una forma lasa.
Escudriñando mientras tanto arrasa
cuando anhela encontrar como un tesoro
el error que utiliza sin decoro
y tacha el fallo de ignorancia crasa.

La censura que aporta el prepotente,
excluye a quien le limpia la patena
con esa cara amable y tan amena
de forma lisonjera e indecente.
Y a todo el que se muestra indiferente
le enseña los colmillos de una hiena,
si no le alaba de una forma obscena
será una presa fútil e inocente.

Así, sin que nos demos cuenta estamos
pasando lentamente nuestros días,
tratando de llenar nuestras vacías
mentes de savia nueva que encontramos.
Por ello, si aprendemos o enseñamos
será cuestión tan solo de empatías,
juzgando los demás nuestras valías
verán como el ombligo nos miramos.

El hombre siendo fiel a sus errores
evitará saltar la misma piedra;
de lo dicho, aunque nada a él le arredra
en la conciencia oculta sus temores.
Por ello, quien creyera en sus valores
no buscará trepar como una hiedra,
aquel que al criticar presume y medra
terminará atrapado en sus hedores.


Antonio Nieto Bruna
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20-03-2019