A una plaza y a su fuente


En un pueblo habitado de esperanza
con recuerdos de tiempos ancestrales
en las tierras vacías de la sierra
con sus altivas piedras inmortales
se ve como la vida va pasando 
y los sueños esperan ser reales.

El río por el monte en lontananza
va dejando en el cauce pedernales
que el agua erosionó con su cincel
y con tiempo forjaron minerales
pues su curso al bajar de la montaña
transita por parajes naturales.

Ocho calles se asoman a la plaza
desde los cuatro puntos cardinales
en un lado la iglesia con su cúpula
donde se hacen los actos parroquiales
y en la parte de atrás está la torre
donde tañen campanas celestiales.

A sus caños la fuente fiel se abraza
y al pilón vierte todos los caudales
que le llegan de forma algo espontánea
desde un pozo y de algunos manantiales,
donde antaño en las tardes abrevaban
al llegar de pastar los animales.

Más abajo vestido de templanza
entre casas de piedra, originales
se asientan las raíces de mi pueblo
con muros de incaderas y corrales
y el laurel que la sombra da a un patio
mientras crecen floridos los rosales.





Lucubraciones









Aquí comienza un rondó
que les quisiera explicar
lo inexplicable que es
lo imposible de contar
todo aquello que ha pasado
y que volverá a pasar.
Nuestro mundo es una noria
que no para de rodar
y mientras esté rodando
la vida no ha de parar.

Con estos tiempos malditos
que ocultan las apariencias
la historia con sus ausencias
se carga de sambenitos
algunas veces gratuitos
y otras con indiferencias
exhiben sus evidencias
de inciertos e infaustos ritos
creyendo ser infinitos
encuentran sus consecuencias.

¿Removerán las conciencias
con solo la voluntad
el logro de la verdad
que oculta las diferencias
y todas las evidencias
que arropan la iniquidad?
¿Seguirá la oscuridad
aunque fuéramos prudentes
con nuestros antecedentes
obviando la realidad?

Sujeto por la bondad
y limpio de maldiciones
levanta las convicciones
el mástil de la igualdad
que con la fraternidad
hará que en los corazones 
afloren las emociones
y ondee la dignidad
con vientos de libertad 
que remueven ilusiones.

Hoy tenemos soluciones
que la historia nos dejó
aunque el tiempo postergó
algunas de las razones
que las equivocaciones
a los hechos condenaron
con actos que perpetraron
por causas de las pasiones
y muchas desilusiones
nunca jamás se olvidaron.

Los que en si solo soñaron
al creerse omnipotentes
queriendo ser incluyentes
sus males no repararon
y tampoco nos dejaron
sus verdades concluyentes
con momentos precedentes
que llegan con las desgracias
de las tristes circunstancias,
por razones evidentes.

Con maniobras indecentes
y con poca convicción 
manipulan la razón
esas retorcidas mentes.
De ser o no diferentes
los que no dan ocasión
piensan que tienen un don
y una forma singular
para recapacitar
de su propia condición.

Defender su posición
y pensar que es cosa buena
es entornar la alacena
y encerrar el corazón.
Los que tienen un buen guion
y una vida casi plena
con la barriga muy llena
se sentirán siempre ajenos
de los fantasmas y miedos
que sacan ellos a escena.

A la muerte nos condena
el tiempo junto al azar,
la ruina busca un lugar
donde no le sea ajena
la convivencia más plena
para poder alcanzar
la forma mejor de hablar
respetando los derechos.
Atentos a nuestros hechos
por todo ello hemos de estar.

Esa forma de pensar
cuando queda oscurecida
a todos de igual medida
termina por exaltar
y agrandar el malestar
de la pena no asumida.
Nuestra rabia contenida
a veces también depara
alguna historia pasada,
de una verdad no fingida.

La cicatriz de la herida
que dejó la intolerancia
utilizó a la ignorancia
para tapar la salida
de la memoria perdida
de algún infame delito
ya perdonado o prescrito
y aunque nunca asumida
es la historia repetida
de aquellos tiempos malditos.

Estos tiempos tan malditos
es la historia repetida
de una época ya asumida.
Y aunque quedara prescrito
algún infame delito
por la memoria perdida
nos cuesta ver la salida
del túnel de la ignorancia
que junto a la intolerancia
causa es de cualquier herida.

Pues siendo tal vez fingida
alguna historia pasada
a veces también depara
que esa rabia contenida
no pueda ser asumida,
porque cualquier malestar
termina por exaltar
a todos de igual medida
mientras quede oscurecida
toda forma de pensar.

Por todo ello hemos de estar
atentos a nuestros hechos
y velar por los derechos
del pueblo a poder hablar
si queremos alcanzar
una convivencia plena,
aunque a veces sea ajena
a los tiempos y al lugar
pues tan solo es el azar
quien al final nos condena.

Cuando nos salen a escena
los fantasmas y los miedos
nos sentimos siempre ajenos
si la barriga está llena,
quien tiene una vida plena
procura seguir el guion
sin mirar su corazón
echa llave a su alacena
pues piensa que es cosa buena
defender su posición.

Usando su condición 
de hacer recapacitar
al ser uno singular
y todos tener un don
no nos dejan la ocasión
de ser o no diferentes
porque retorcidas mentes
manipulan la razón
he imponen con convicción
sus maniobras indecentes.

Por razones evidentes
nuestro yo y sus circunstancias
harían nuestras desgracias
fuesen siempre precedentes
a las causas concluyentes
de aquello que nos dejaron
y aunque no lo repararon
por creerse omnipotentes
dijeron ser incluyentes
del mundo que otros soñaron.

Con el tiempo se olvidaron
aquellas desilusiones 
mientras que algunas pasiones
de actos que se perpetraron
casi nunca condenaron
esas equivocaciones
enterrando las razones
de lo que se postergó
y que el pasado dejó
oculto y sin soluciones.

Alientan las ilusiones 
los vientos de libertad 
que ondean con dignidad
y profundas emociones
cuando nuestros corazones
izan la fraternidad
en mástiles de igualdad
envueltos de convicciones
que limpian las maldiciones
con banderas de bondad.

¿Mirando la realidad
y aquellos antecedentes
aun queriendo ser prudentes
seguirá la oscuridad
arropando iniquidad
y ocultando evidencias
que ven en las diferencias
el logro de su verdad?
¿O solo la voluntad
removerá las conciencias?

Por ello las consecuencias
harían fuesen finitos
algunos infaustos ritos
que exhiben sus evidencias
con ciertas indiferencias
por hechos que son gratuitos
y cargan los sambenitos
a todas esas ausencias
que ocultan sus apariencias
en estos tiempos malditos.

Aquí termina el rondó
y sus versos rodarán,
como ruedan los segundos
dando vueltas al contar,
por el inmenso universo 
rueda y rueda sin parar
la futilidad de un mundo
que no piensa que al rodar
la vida se va acabando
y el rondó continuará.









La rosa de San Valentín

En todos los 14 de febrero
a su amada una rosa regalaba,
aquel serio y enjuto caballero
y un te quiero en la nota le dejaba.

Pasado mucho tiempo el compañero
con amor una rosa le llevaba,
y al alojarla dentro del florero
con su aroma a la amada la evocaba.

Al alba en esa fecha aparecía 
la rosa roja y fresca en el jarrón
entre un halo de luz y de energía.

Y dos almas henchidas de pasión 
se alejan a la gloria en armonía
sabiendo que han cumplido su misión.





Análisis a unas letrillas de Quevedo


Es tanta su majestad,
aunque son sus duelos hartos,
que aun con estar hecho cuartos
no pierde su calidad.
pero pues da autoridad
al gañán y al jornalero,
poderoso caballero
es don Dinero.

Francisco de Quevedo


Dándole al dinero un precio
el ser humano ambicioso
de él hará un uso oneroso
muchas veces con desprecio.
Sea el hombre listo o necio
a su influjo misterioso
no le será indiferente
ni al cobarde ni al valiente.
Pero nada es más honroso
que ser justo y decoroso.

Todo ser naciendo honrado
tiene un fondo tenebroso,
sea ruin o generoso 
está su tiempo contado.
Quien mirase a su pasado
sintiéndose muy orgulloso
de lo que aquí hemos dejado,
está muy equivocado.
Pero nada es más honroso
que ser justo y decoroso.

Aunque su paternidad
es de carácter dudoso
el rico estará orgulloso
al darle la autoridad.
Mientras que la realidad
lo convierte en venenoso 
si se usa con intención
y se oculta su abyección.
Pero nada es más honroso
que ser justo y decoroso.

Su valor le dará brillo
a quien luzca esplendoroso
el noble metal precioso,
que engorda nuestro bolsillo.
Se refleja en el anillo
el poder del Vaticano,
y el cetro del faraón
sobrevivió al dios humano.
Pero nada es más honroso
que ser justo y decoroso.

Su dominio al mundo llega
con su influjo misterioso
al pobre hace temeroso
y el rico con él se brega.
Y aunque la avaricia es ciega
solamente el generoso
lo usará con la conciencia
de mirar su consecuencia.
Pero nada es más honroso
que ser justo y decoroso.

En su faceta social
el humano es más valioso
que el oro más codicioso,
pues es solo material.
Si fuera el mundo un erial,
decidme si esto es certero,
¿poderoso caballero
es don Dinero?
Pues no hay nada más honroso
que ser justo y decoroso.