Fábula de la hormiga obrera

En un extenso hormiguero
de una indefinida tierra
unas hormigas vivían
agolpando su cosecha
en los profundos graneros
excavados por obreras.
Con esfuerzo y sacrificio
hicieron la recolecta
para poder en invierno
la colonia mantenerla
alimentando a las larvas
con frutos de la alacena.
Mientras unas se dedican
con ahínco a sus tareas,
otras, -las menos idiotas-,
venden algunas reservas 
a las cigarras cantoras,
a las gallinitas cluecas,
a los gorriones ociosos
y a todo aquel que pudiera
pagarles una fortuna
por parte de la despensa.
Aquellos comisionistas
especulan y hacen cuentas
vendiendo al mejor postor
la codiciada cosecha
y una reina espabilada
dice a la alada heredera
coge parte de los fondos
que estos bobos no se enteran.
Viendo que se enriquecían
de manera poco honesta
quiso seguirles los pasos
una pobre hormiga obrera
cogiendo del suelo un grano
que la reina lo desdeña
cuando del botín cayó
parte de lo que cogiera
del arca de la colonia
de una forma obscena y fea.
Descubierto aquel desfalco
que hicieron en la alacena
al investigar pudieron
ver quien el grano se queda
acusándole a la incauta
del robo de la cosecha.
La pobre hormiga alegaba
que lo encontró a las afueras
tirado junto al montículo
que estaba camino a la era
y como no era de nadie
para que no se perdiera
lo guardó en lo más profundo
de una oscura y negra cueva
para que cuando la hambruna
llegara no le cogiera
sin un grano que comer
y que de hambre se muriera.
En su alegato final
pidiendo le comprendieran
les juró no haber robado
lo que algún otro perdiera
y si a los que han desfalcado
han conmutado la pena,
¿por qué un trato desigual
le dan a una hormiga obrera?
Declarándola culpable
los jueces en la condena
exponen sus argumentos
donde basaran la pena
en el hecho demostrado
del hurto que cometiera.

Moraleja

Si te pones a robar
haz lo que la reina hiciera,
con todo lo que ha robado
paga a la justicia ciega.

No hurtes por necesidad
como hizo la hormiga obrera
que robó para comer 
y pagó cara la pena.