La ventana

Desde la ventana en su apartamento
observa una dama el vacío incierto,
con la vista ausente y leve lamento
busca y solo encuentra el futuro yerto.

Desilusionada y sin un anhelo
mantiene una llama viva en el tiempo,
con ese recuerdo y clamando al cielo
piensa que pasó su tren a destiempo.

Fue una juventud muy corta y temprana;
cuando una pequeña leche mamaba
vestida de amor con ropas de lana,
esa muñequita el hambre saciaba.

Temerosa espera casi abnegada
a su carcelero de zurra diaria,
frustrada, cansada y ya resignada
mirando hacia el cielo hace su plegaria.

Se ampara en el rezo; le hace posible
en ser consentida y siempre obediente,
porque la enseñaron ser impasible,
hacer sus deberes muda y fielmente.

Pronto cumplirá solo diecinueve
y se hizo mayor a los diecisiete.
¡Cómo pasa el tiempo, eterno y tan breve!
Haciendo el amor siempre la somete.

Fue en su ingenuidad la presa muy fácil,
un atardecer en un automóvil
la sedujo aquel adonis tan grácil
a la postre el acto, causa es del móvil.

Aquella criatura nace algo frágil
la toma en sus manos el zafio inútil
del procreador que nunca fue ágil,
y con alcohol se siente más útil.

El rostro del padre altera su rictus
tras el día largo y su corta hora,
al nacer su fruto tuvo un breve ictus.
Culpa a la infeliz, y triste ella llora.

Era la actitud siempre acusadora
de quien al sentirse en su ego frustrado,
de una forma chula algo transgresora,
a la pobre madre no ha perdonado.

Fue una juventud muy corta y temprana.
Mientras la pequeña envuelta en cochambre
a la criaturita canta una nana
y la triste niña sosiega su hambre.

Abre la ventana inhalando el aire,
siente el corazón que se le dispara
el vértigo asoma en cada desaire,
el desdén parece que la ahogara.

Una luz de pronto aclaró su mente
la falta de estima la hace más débil,
urdiendo al destino hará de repente
que algo de su historia no sea flébil.

Con nocturnidad, sin alevosía
espera otra vez que de ella abusara,
que se emborrachara en su compañía,
un cuchillo esconde y su fin prepara. 

Desilusionada y sin un anhelo
apagó la historia de aquel mal tiempo
ya sin su recuerdo y mirando al cielo,
piensa que llegó su tren a destiempo.

Desde la ventana en su apartamento
observa la dama el vacío oscuro,
con la vista ausente y sin un lamento
se arroja y encuentra un triste futuro.​


Antonio Nieto Bruna
Copyright ©
22-1-2012

                      

Premio destacado a la Poética clásica,
otorgado en el portal de Internet
Mundo Poesía, el 22 de Febrero de 2012

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