Fábula del camaleón y la mariposa

Cuentan que estaba en un árbol un reptil encaramado
acechando sigiloso indolente y camuflado
misterioso y algo extraño en constante divergir,
arlequín era su estampa de un color sin definir,
listo y presto en su aposento espera sin parpadear
elegante con un traje alterable y peculiar
observaba con sigilo el delicioso alimento,
no teniendo que correr, hacia él vuela su sustento.

Mientras tanto con su sombra acariciaba amapolas
aleteando engreída entre estambres y corolas
relamía la ambrosía y libando la absorbió,
inmaculada en su vuelo al cielo lo engalanó,
pulular de fina estampa en sus alas oropel
observando tal delicia en aquel rico vergel
se aprestó a recolectar acopios de ese manjar,
al posarse en una flor la llego a polinizar.

Magistralmente apostado, en juego con el destino
ocultando el movimiento algo insulso y anodino
replantea si con lengua debería él apresarla,
acercándose hasta ella le susurra al cautivarla:
-Laudo y bello colorido engalana tu agitar
en el cielo dejarás con las alas tu avatar-.
Jubilosa majestuosa alza el vuelo, esplendorosa
altanera y orgullosa, hacia el fin va presuntuosa.

Antonio Nieto Bruna
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21-10-2009 



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