La soberbia

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Este mal que duele tanto
nos lesiona la razón
nos transforma y nos evita
hacer un mundo mejor.

La vida es una comedia
donde pecado y pasión
conviven y se soportan
aunque no haya remisión.

Y aunque a veces nos creamos
dioses de nuestra ambición
tan solo somos humanos
con conciencia y corazón.

Por ello se ha de cuidar
de templar la prepotencia
puesto que el orgullo al cabo
nos marca las consecuencias.

Cuando la soberbia esconde
el odio y la intransigencia
las bilis asomarán
en las podridas conciencias.

Las mentes que están dañadas
por una malsana envidia 
nunca sabrán perdonar
ni aceptar ninguna crítica.

Las retorcidas acciones
que ha llegado a concebir
le dejará en evidencia
al retorcido infeliz.

Pues se esconde en las patrañas
con su intransigente ira,
para defender con saña
las más abyectas mentiras.

Aquellos que nunca ven
más allá de otros defectos
no merecen mi atención
ni menos mis sentimientos.

Y aunque seamos capaces
de olvidar los desencuentros
las heridas quedarán
sin restañar en el tiempo.

La relación corrosiva
colmada de inconveniencias
si se llega a soportar
amarga la convivencia.

Pero la cuerda se parte
si te das por afligido
y no haces más que acusar
a quien tanto ha consentido.

Las palabras que se ocultan
por falta de valentía
enquistarán los problemas
de las antiguas heridas.

Quien quiera evitar la guerra
ha de ocultar su ironía,
debiendo hablar a la cara
sin miedo ni cobardía.

Si te pegas con el mundo
y con tu propio interior
lo único que encontrarás
es miseria y es dolor.

Pues no hay mejor medicina
para curar el rencor
que buscar en la conciencia
para encontrar la razón.

Estas coplas son tan solo
versos he imaginación,
quien se dé por aludido
que mire en su corazón.