Versos introspectivos


Por ser o no placentera
la vida se ha de cobrar
cuotas que se han de pagar
de aquello que no se espera.
Por ello, aunque no se viera
al final será aceptada
la gloria o quizá la nada
cuando se piensa en el trance,
haciendo entonces balance
de la vivencia pasada.

Llegando a cada morada
aunque sea recibida,
nunca será bienvenida
su visita inesperada.
La puerta queda entornada
y siempre se ha de cerrar
cuando el sino o el azar
pone fin a nuestra vida,
mientras llega la partida
solo se debe esperar.

Al confluir el rio en la mar
el cauce se hace sinuoso
siendo inmenso y misterioso
ese inefable lugar.
La vida se ha de pasar
junto con todos sus dones
y solo las ilusiones
mantienen viva esa llama
a modo de un holograma
reflejo de las pasiones.

Por todas esas razones
a veces algo primarias
cuando se hacen prioritarias
causa son de ambiciones
y de diversas acciones
que forjan cada vivencia,
las que hacen de la conciencia
el motor que mueve al mundo,
con el dilema profundo
del porqué de la existencia.

Nunca has de buscar clemencia
en el destino certero,
pues la salud y el dinero
mantienen su ambivalencia
con la mortal consecuencia
hasta llegado el momento
y ni siquiera el lamento
podrá con nuestro pesar,
porque al final se ha de dar
al aire el último aliento.

Así que le pido al viento
cuando me llegue el instante
que con soplo de levante
eleve mi sentimiento
más allá del pensamiento
y del universo oscuro,
aquel que aunque no censuro
se muestra regio y altivo
en su existir expansivo
y caminar inseguro.

Siendo impreciso el futuro
si el destino es evidente
no por ello con la muerte 
el mundo se hace más duro
y aunque parezca algo crudo
la vida nos es sincera
al ser honesta y certera
muestra que estamos de paso.
No por ello es un fracaso
el final que siempre espera.

Esta cuestión pasajera
nos dice que en lo evidente
se hará todo consecuente
con la razón verdadera.
Quien en el fondo temiera
que la muerte es un castigo
que piense que es un testigo
de todo su acontecer,
porque al fin a perecer
llega el rico y el mendigo.

Si no encontraras abrigo
con tantas cavilaciones
tendrás que buscar los dones
ocultos que van contigo.
No veas como enemigo
al destino más incierto,
intenta llegar a puerto
después de la singladura,
busca una playa segura
y ese maná del desierto.

Aquel que tenga el acierto
de creer en otra vida
pensará que la partida
es ese momento cierto,
porque tendrá el cielo abierto
y querrá seguir soñando
de lo que está disfrutando
viviendo solo el presente,
y algún que otro ser ausente
podrá recordar orando.

Yo los recuerdo llorando
con lágrimas en mis versos
que mojan los universos
mientras se van alejando.
La vida se va pasando
y buscas el argumento
aquel que hace al sentimiento
nos llegue a los corazones
para que con las razones
suavicen nuestro tormento.

Cuando llegase el momento
mi subconsciente quisiera
que después de que me fuera
mis versos vuelen al viento,
y que pueda ser exento
de lisonjas que engalanen
con frases donde me ufanen
esta mi humilde persona
junto a una flor tristona
y sus aromas se emanen.

Aunque al final se engalanen
las almas de los ausentes
siempre quedarán pendientes
causas que de ellas dimanen
como fuentes que nos manen
con las aguas del pasado
las mismas que se han quedado 
levitando en la existencia
aquella que la conciencia
en este mundo ha dejado.

Quedando el ciclo cerrado
marcharé con mi bagaje
ligero y sin equipaje
sin miedo a ser ya pasado.
Al creerme bien amado
sentimiento ha de quedar
y eterno será el lugar
con el recuerdo dejado,
mientras no sea olvidado
en la memoria ha de estar.

Pasando del malestar
quedan frases bonachonas
que marchitan las coronas
en viaje a ningún lugar.
Frío el nicho ha de quedar
pudriéndose los temores,
quedan prendidos olores
con aroma al verbo amar
mientras vuelan al azar
los sueños evocadores.

Envueltos nuestros pudores
cuando entre el mal y entre el duelo
se corre un tupido velo
y se marchan los rencores
quedando tantos dolores 
ocultos en su geoda.
Aquello que nos enloda,
en esa oquedad vacía
llegando el crítico día
a nadie ya le incomoda.

Pudiera que algún rapsoda
recitara este mensaje
sin pensar si el homenaje
a estos versos se acomoda
con esta elegiaca oda.
Leviten al universo
y al cielo las alabanzas
de utopías y esperanzas
con el ser humano inmerso
en tantas desesperanzas.

Mientras, buscamos bonanzas
y recorremos la vida
con la apariencia debida
si a tu destino lo alcanzas.
Cuando caminas y avanzas
con firme paso y profundo
te encuentras en un segundo
que nos acecha el destino
y entre lo humano y divino
el fin nos llega rotundo.

Éste egocéntrico mundo
falto de mucha esperanza
dejemos con la confianza
de que no todo es inmundo.
Y un pensamiento profundo
de mi mente yo quisiera 
cuando de aquí al fin me fuera
hasta al más allá llevar,
y en la eternidad soñar
con mi amada compañera.