Décimas rocambolescas


Al principio, inadvertida,
en este planeta incierto
por casual error o acierto
dio comienzo aquí la vida.
Con una progresión fluida
los homínidos extraños
tras algunos miles de años
origen dieron a un mono
erguido llegó a su trono,
causando múltiples daños.



Al no llegar a los frutos
sus manos levantarían
con ellas alcanzarían
las ramas los muy astutos.
Juran por sus atributos
que esas viandas comerían,
cuando tentados serían
de un viperino lascivo,
de aquel reptil vengativo
los homos aprenderían.



Después el hombre se dio,
cuenta con sabiduría
que hacer el fuego podría,
y con dos piedras lo creó.
A un animal lo mató
con el fuego cocinaba
y mientras se alimentaba
pensaba serio qué hacer,
con la piedra someter
a cualquier homo podría.



Queriendo el humano hacer
lo que fuere de su agrado,
es animal que ha matado
solamente por placer.
¡Tanta mi suerte ha de ser!
Pensando estaba el tahúr
sin ver al homo del sur
levantar la piedra y su ego
con ella en vez de hacer fuego
marcó un destino el augur.



Para dejar circunscrita
a la maldad sin remedio
al abuso y al asedio
hicieron la ley escrita.
Mano divina expedita
dejaba la piedra impresa
mas al terminar la empresa
becerros de oro adoraban
y las tablas se quebraban

al ver a quien se profesa.


Quedando por evidente 
en el cisma tan sonoro
que cuando se adora el oro
es causa de vida o muerte.
En esta era vigente
aquel afín del primero
se enfrentó así al altanero
que piedra y poder tenía
con otra piedra pondría

bases al futuro clero.



Asentando sus cimientos
en la Tierra instauró
su reino que restauró
con lagunas y lamentos.
Usando en vano argumentos
mataron aquel humano
sacrificándole en vano
su nombre algunos usaron,
adorándole honraron
como a su dios soberano.



Después de otros cientos de años
la piedra cayó del cielo
en ella vieron anhelo
otros mentiras y engaños.
Cayendo en los aledaños
causó el mismo resultado
del becerro idolatrado,
en digna ciudad guardaron
peregrinando encontraron
la Kaaba con agrado.



Estas piedras que han rodado
han cambiado con el tiempo
con ambición o talento
a este mundo enmarañado.
En su rodar ha variado
la abrahámaica doctrina
pues según quien la apadrina
su mal se ha abanderado
de los que han aprovechado
esta piedra tan divina.



La moraleja que advierto
es que el espacio y el tiempo
confluyen siempre a destiempo
y que el destino es incierto.
La religión es bien cierto
que a la historia ha orquestado,
más futuro con pasado
no se podrán encontrar,
pero sí podrá pasar
aquello que ya ha pasado.



Antonio Nieto Bruna
 Copyright ©
8-11-2014

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