Semana Santa cautiva

Entre el Domingo de Ramos
y el de la Resurrección
conmemoran la pasión
y muerte por los romanos
de aquel que llamara hermanos
a los que le condenaron;
con su crimen instauraron
del patíbulo, señal,
aun siendo un hecho amoral
fe apostólica dejaron.

Por la Vía Dolorosa
del camino hacia la luz,
llevaba Cristo su Cruz
a la montaña escabrosa,
con una marcha tortuosa
tres veces cayó al suelo,
la mujer con su pañuelo
secó a su rostro el sudor
y el vero icono de amor
la dejó como consuelo.

Entre muy hondas saetas
con tambores y timbales
de pasos casi ancestrales
entre imágenes concretas,
fieles y algunos ascetas
recorren sus estaciones
catorce las oraciones
que otorgan la salvación,
cuando con la devoción
se piden absoluciones.

Semana Santa cautiva
Semana Santa ya arcana
la tradición hoy mundana
engalanada y altiva
saldrá con la comitiva
del paso corto y silente,
representación doliente
del Verbo crucificado.
Dicen que resucitado
nos absuelve sacramente.

Aun siendo rito y lamento
siempre si es santificada
es memoria acreditada
de aquel tremendo tormento,
y a la postre es alimento
de una fiesta ya pagana;
el asueto hará cercana
al resto de los mortales
purgando todos sus males,
la efeméride cristiana.

¿Hasta qué punto es honroso
festejar dicho martirio?
¿Quién ha de encender el cirio
de un acontecer doloso,
del hecho tan doloroso
y de su infame maldad?
Pues, aunque la humanidad
reflexione una semana,
sea ortodoxa o arriana
celebrará esa crueldad.​

Antonio Nieto Bruna
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29-2-2012



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