Olores de la jara y del romero
me llevan hasta aquellas primaveras
en donde las palomas mensajeras
volaban desde el Púlpito al Otero.
A ese pueblo que antaño fue minero
entre quebrados huertos y escombreras
llegaba desde tierras extranjeras
con camisa estampada y un vaquero.
Contrastes de momentos tan diversos
vestían a los cambios de aventuras
y los sueños se hacían muy dispersos.
El choque de intercambio de culturas
mezclaba los distintos universos
de futuro y promesas claro oscuras.
Muchos recuerdos y nostalgias me traen tus escritos Antonio. Tus padres dejaron huella en mi. Fue una época donde el compartir con ellos era sentirse uno a gusto y disfrutando al máximo nuestros encuentros semanales.
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