El teatro de la vida alza el telón
cuando inermes llegamos a este mundo
con un límpido y pulcro corazón.
Y mientras, el instinto más profundo
pregunta a nuestra íntima conciencia
si el paso por la vida
es tan solo una puerta de salida
hacia la eternidad.
Al tener que buscar en la existencia
la cruda y evidente realidad,
a veces la Divina Providencia
nos ampara al llegar la oscuridad.
Y tu alma va a la luz de los creyentes
donde habita el descanso y tu verdad.
Allí moran por siempre los ausentes
y aquí queda el recuerdo de tu don,
que grita con la voz de los fervientes.
¡Adelante y que siga la función!
Por ello, de aquel hombre tan sincero
me quedo con su noble condición,
pues fuiste José Luis un caballero
que abrazaste a la vida con pasión.
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