Cuentan que un día una zorra
se dispuso muy astuta
a entrar en un gallinero
como una dama impoluta.
Las gallinas agitadas
la tachan de disoluta
y dicen que va alocada
con su forma irresoluta
y con excéntricos gestos
en la Virgen se transmuta,
a la vez con ambición
el trono a Dios le disputa.
Mientras se come los huevos
se relame y no se inmuta
con esa desfachatez
que muy poco la reputa,
pues con sus ojos de loca
finge que es muy resoluta
y amenaza a las gallinas
sus palos hacer viruta
si se quejan de sus artes
y de como se ejecuta
la manera tan trilera
de ser la reina absoluta
de un agitado corral
donde toda su hiel esputa.
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