Las formas del amor

La etimología de la palabra amor en toda su extensión admite diversas formas asociadas a su uso, siendo difícil hacer una escueta definición de ella, pues al ser un concepto universal relacionado con la afinidad existente entre los seres humanos, sus formas y conceptos son amplios y extensos. El uso de este vocablo en toda su amplitud, tanto en sus formas de asumir como de plantear todos sus razonamientos y cuestiones, hace en lo espiritual, filosófico, científico o artístico, que el amor se suela interpretar como un sentimiento relacionado con el afecto, siendo el catalizador de una gran parte de emociones y actitudes. Por ello en el contexto meramente filosófico, el amor se representa por la virtud de dar bondad, asociándose a la compasión y a la generosidad.

Estos sentimientos, aunados en un único común denominador, se diferencian por estados que van desde el puro deseo pasional, al romanticismo, al deseo platónico, al asexual, al egocéntrico, al narcisista, al puramente materialista o al religioso. Las diversas acepciones que se encuentran relacionadas con la palabra amor, hace que sea sumamente complejo anclarlo de una manera exacta a su propio significado. Por ello, su interpretación se podría hacer básicamente de dos formas:

Como una concepción generosa o filantrópica basada más en el mundo espiritual o como una concepción egoísta basada en el mundo material, también llamado interés propio.

En resumen, el amor es la forma más sublime de dignificar al ser humano.

El amor en todas sus vertientes es un importante gestor y motor de las relaciones interpersonales.

El amor es la emoción de encontrar dicha, placer y bienestar cuando se regala. Y desazón, angustia y malestar cuando no se es correspondido.

El amor es todo esto y mucho más, el amor es humildad, generosidad, comprensión, compasión, bondad y afecto.

Las formas del amor están en todos los ámbitos y relaciones del ser humano, sin ellas no existiríamos como seres racionales.

Por ello:

Absorto me pregunto si la vida,
es tan solo el instante de un anhelo
que pasa como nube por el cielo
y a tierra vuelve en agua agradecida.

La vida es una gran desconocida
que abrazará al mortal hasta su duelo,
perdura si encuentra en el consuelo
aquello que el recuerdo nunca olvida.

La mente me traslada a los confines
allí donde mi sueño es un rumor,
y el corazón asiste a tales fines.

Y si la vida a veces es dolor,
las ilusiones cuando son afines
se visten con las formas del amor.

Amor, cuando la suerte es exquisita,
adorna las miserias de este mundo
con un significado muy profundo
envuelve la verdad más infinita.

Su magia el ser humano necesita,
pues sabe que es el modo más rotundo
de hacer que lo que llega en un segundo
se eleve a los altares de Afrodita.

Carnal, venial, romántico, divino,
espiritual, platónico y fraterno,
altruista, pasional o libertino,

son las formas del cielo y del infierno,
por ello cuando marca su destino
a quien lo usa lo imbuye de lo eterno.

Eterno es el confín del Universo
y la luz que refleja la existencia,
y así me iluminó con su presencia
la estrella inspiradora de mi verso.

La vida al transitar tiene un reverso
y entre su caminar la consecuencia,
si en el anochecer llega la ausencia
en el amanecer queda el adverso.

Por eso cuando miro en un cristal
traslúcido si veo el interior,
el alma se reflecta en su señal.

Si es opaco y se guarda su rencor,
el ser humano envuelto entre su mal
sentiría el pesar y el desamor.

Desamor es aquello que nos queda
clavado en corazón como el destino
oculta entre la rosa al fiel espino
creciendo entre florida rosaleda.

Amor que cambia como la moneda
de mano en mano y pasa peregrino,
no sentirá el adiós si es clandestino
ni su olvido será lo que trasgreda.

Deseo y odio dejan las pasiones
marchitas en los fatuos desacuerdos,
que quedan entre ambiguas sinrazones.

Aquellas formas matan los recuerdos,
por ello nunca dan compensaciones
ni los sentidos quedan luego cuerdos.

Cuerdos nos llegan los conocimientos
al guiar al corazón por su camino,
andando encontraremos el destino
que sellamos con dulces juramentos.

Cautivo quedo con mis pensamientos
y entre sueños a veces imagino
el color del amor más cristalino
con sus caleidoscópicos momentos.

Si a veces los sentidos nos sorprenden
y vemos la pasión y sus ternuras,
miremos en los actos que transcienden

pues esas son maneras más seguras
en explicar las formas que comprenden,
la magia del amor y sus locuras.

Locura si en su estado de inconsciencia
transforma la nostalgia evocadora,
será porque la mente se enamora
y el corazón demuestra vehemencia.

En el amor si buscas la excelencia
no puedes despreciar lo que se ignora,
a veces el que ríe también llora
y la pasión es causa y consecuencia.

Los hombres con sus modos más frecuentes
ocultan sus pecados o defectos
en conciencias oscuras e indolentes.

Creen por ello tienen sus respetos
si se muestran al amor indiferentes
dejando sus proyectos incompletos.

Incompletos los sueños y quimeras
manifiestan sin claras decisiones
sus complejas y múltiples razones
con maneras de amor menos certeras

por ello si no fueran más sinceras
las formas de entregar todos sus dones,
los impulsos de algunos corazones
guardarán la ilusión en sus chisteras.

Cuando a veces faltara ese te quiero
y las caricias fueran imprevistas
el amor no sería verdadero.

Entre todas las formas vitalistas
del amor que demuestra ser sincero,
no se esconden los hechos surrealistas.

Surrealistas sucesos de la vida
envuelven de locura cualquier hecho,
pues con su vanidad siente el despecho
el alma poco o nada agradecida.

La mente si se encuentra muy perdida
buscará por sacar mayor provecho
del corazón prendado y satisfecho
si la pasión no fuese compartida.

El momento de amor si se resiste
será tal vez que aún no fue elevado
al sueño que en la mente solo existe.

Por ello se ha de andar con el cuidado
de controlar aquello que persiste
si el corazón no está enamorado.

Enamorado está el que suspira
al recordar en sueños a su amada
y ve en su despertar la faz soñada
y en la mente su aroma se transpira.

Pasión de magia y del amor se inspira
de sensación de noche iluminada
y en el orbe su estrella dibujada
queda cuando con gran ardor se mira.

Por eso si el instante es el presente
quedaría ese íntimo momento
del anhelo y amor más evidente.

Imbuido con su oscuro pensamiento
medita si en el fondo es conveniente
mostrar a los demás su sentimiento.

Sentimiento que alberga el corazón
 a veces puede ser contradictorio
y aunque fuera tal vez premonitorio
en el fondo sería la excepción.

Cuando quisiera ver en la razón
un hecho tan fugaz y perentorio,
jamás un pensamiento transitorio
podría retener tal ilusión.

Si a veces parecieran más armónicos
y el sentimiento fuera evocador
los amores pudieran ser platónicos.

Si se esconde en su forma el esplendor
y profundos instantes antagónicos,
los secretos que guarda tal ardor.

Ardor con sutileza es suficiente
siempre que la pasión del corazón
pudiera obnubilando la ocasión,
hacer que el alma fuera transparente.

Si distante quedara aún presente
y en la noche faltara la emoción
la ausencia de la sábana y su don,
no sería alusión de lo evidente.

Con la suerte que tantos la desean
y el placer que en mi boca se hace corto,
de anhelos los amores se recrean.

Con la mente entre versos me transporto
a los sueños sensuales que rodean
con ilusión mi corazón absorto.


Antonio Nieto Bruna
Copyright ©
1-8-2016

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