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Parte sustancial de la cultura
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Tras la ventana
Cuando se olvida el pasado
Cuando con
premeditación se olvida el pasado, suele ser por regla general debido a que
previamente se ha cometido un acto infame y la memoria ya sea individual o
colectiva intenta borrarlo de su avergonzada existencia, pues suelen ir asociados
con la maldad o la vileza y aunque no suele tener una estrecha relación la
conciencia con la infamia, la conciencia en estos casos, en lo más profundo esconde
y se avergüenza de sus ultrajes.
En la
Antigua Roma, la infamia estaba relacionada con la degradación del honor civil,
consistente en la pérdida ante la sociedad de la reputación o descrédito en la
que caía el ciudadano. Parte importante del estatus de un ciudadano, era la
estimación u orgullo que ostentaba ante la sociedad; y era esta estima en la
que la sociedad lo tenía, la que se veía afectada con el hecho de ser tachado
de infame. Si bien la infamia no conllevaba un impedimento explícito conforme a
derecho, en la práctica limitaba tácitamente al ciudadano en muchos ámbitos de
la vida jurídica y social.
En el
derecho romano se distinguían dos tipos de infamia:
Aquella
que tenía lugar como consecuencia de ser procesado en juicio por haber obrado
dolosamente o haber maquinado engaños de manera fraudulenta contra otro.
Y aquella infamia que se obtenía por el solo hecho de haber realizado un acto contrario a la moral, al orden público y a las buenas costumbres. Cualquiera de estas formas, por el hecho mismo que tiene el ser humano de discernir y usar su libre albedrio tiene la potestad de tomar sus decisiones equivocada o acertadamente.
Por consiguiente:
Quien cree que el deber está cumplido
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Efectos malévolos
27-9-2016
La bruja
15-7-18
Las formas del amor
La etimología de la palabra amor en toda su extensión
admite diversas formas asociadas a su uso, siendo difícil hacer una escueta
definición de ella, pues al ser un concepto universal relacionado con la
afinidad existente entre los seres humanos, sus formas y conceptos son amplios
y extensos. El uso de este vocablo en toda su amplitud, tanto en sus formas de
asumir como de plantear todos sus razonamientos y cuestiones, hace en lo
espiritual, filosófico, científico o artístico, que el amor se suela interpretar
como un sentimiento relacionado con el afecto, siendo el catalizador de una
gran parte de emociones y actitudes. Por ello en el contexto meramente
filosófico, el amor se representa por la virtud de dar bondad, asociándose a la
compasión y a la generosidad.
Estos sentimientos, aunados en un único común
denominador, se diferencian por estados que van desde el puro deseo
pasional, al romanticismo, al deseo platónico, al asexual, al egocéntrico, al
narcisista, al puramente materialista o al religioso. Las diversas acepciones
que se encuentran relacionadas con la palabra amor, hace que sea sumamente
complejo anclarlo de una manera exacta a su propio significado. Por ello, su
interpretación se podría hacer básicamente de dos formas:
Como una concepción generosa o filantrópica basada más
en el mundo espiritual o como una concepción egoísta basada en el mundo
material, también llamado interés propio.
En resumen, el amor es la forma más sublime de
dignificar al ser humano.
El amor en todas sus vertientes es un importante
gestor y motor de las relaciones interpersonales.
El amor es la emoción de encontrar dicha, placer y
bienestar cuando se regala. Y desazón, angustia y malestar cuando no se es
correspondido.
El amor es todo esto y mucho más, el amor es humildad,
generosidad, comprensión, compasión, bondad y afecto.
Las formas del amor están en todos los ámbitos y
relaciones del ser humano, sin ellas no existiríamos como seres racionales.
Por ello:
1-8-2016