Las obras del convento al ser restaurados los ábsides y
columnatas del claustro milenario, destaparon varias comprometidas
inscripciones, para aquellas autoridades eclesiásticas que mandaron rehabilitar
el viejo edificio abandonado, y que recientemente habían inmatriculado.
Miraban con estupor, algunas de ellas donde en su día los escultores dejaron grabadas frases como “Por la Real Orden de Exclaustración Eclesiástica del 25 de julio de 1835, este inmueble pasa a pertenecer al Estado español” y aquel otro anterior y premonitorio que decía “Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”
Los miembros del convento
con rezos y oraciones
evocan muchos dones
de un acontecimiento.
Y un solo sacramento
hará que el orden sea
la que a la fe provea
de cadenas al mundo
que imponen un rotundo
sufrir porque se crea.
Aquel que sermonea
con falsos predicados
dará a los condenados
su luz con una tea.
El alma si es atea
a veces se sonroja
cuando se la despoja
de su alta condición
quitando la razón
a quien por fe se enoja.
Y si esto te sonroja
o te diera lo mismo
nunca uses el cinismo
por esta paradoja.
Aquello que se antoja
a quien es avariento
no hará que el desaliento
oculte los pasados
ni a todos los expoliados
por viejos movimientos.
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