Tres cruces están desnudas
allá en el monte Calvario,
la Semana Santa llega
sin estar los escenarios
listos para interpretar
la Pasión del Viernes Santo,
en este pueblo minero
de la sierra y castellano
donde casi en medio siglo
se estuvo representando
aquella crucifixión
de hace más de dos mil años.
Fueron muchas ocasiones
las que el hecho celebramos
con frio, nieve, lluvia y sol,
con algún momento trágico
y nunca se suspendió
hasta estos días extraños
donde este maligno virus
la vida nos ha alterado
y en la plaza no estarán
montados los decorados,
ni los pasos subirán
por Jardín hacia el cadalso.
Solo queda recordar
aquellos días pasados
donde lo que era habitual
hoy es algo que anhelamos
y aunque poco ha de cambiar
pidamos que los humanos
podamos reflexionar
y que nunca nos creamos
los dueños de la existencia
pues nada está en nuestras manos,
ni siquiera estas dolientes
escenas del Viernes Santo.
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