Los recuerdos de toda una existencia
se ocultan en complejos pensamientos
que nos hacen pensar que con la ausencia
se acrecientan profundos sentimientos.
Por
ello si se escapa de las manos
aquello
que nos hacen más seguros
sentirá
que se quedan más lejanos
los
días que sin él serán más duros.
Aunque el mejor
amigo haya marchado
con destino
insondable y algo incierto
y si vacío el
lecho se ha quedado
en sueños él podrá
verle despierto.
Saber o no saber
dónde se ha ido
es la pena que
alberga contenida,
al no ver que un
adiós no es un olvido,
ni olvido es la
existencia ya perdida.
Se oculta en el
silencio de su mente
recuerdos
inherentes a una vida,
el
tiempo en el ayer se hace presente,
reflejando la
llaga de la herida
abierta por faltarle
su consuelo
quizás en el
futuro comprendida,
y mientras la
mirada eleve al cielo
creyendo que su
cuerpo allí ha subido,
podrá pasar con
gran misterio el duelo
sin apenas saber
porque ha partido,
pensando que al pasar su desconsuelo
pensando que al pasar su desconsuelo
regresará el
abuelo tan querido
a mitigar su sueño
y su desvelo.
Y cuando en su
silencio más rotundo
quede el recuerdo
hecho ya evidencia,
quizá imagine en su
interior profundo
que la muerte es
amiga de la ausencia.
26-8-2018
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