Desencuentro

Todo principio de legalidad,
dice que al ciudadano como al súbdito
al ofrecerle un referéndum público,
si es pactado se debe respetar.

La razón deja en lo fundamental,
claras y diáfanas las normas cívicas,
esas que se convierten en jurídicas
y en tutoras de avances y de paz.

La oscura sombra al lado del altar
quedó como el perfume de los írides
y entre capas de sables y de píxides
hicieron ley del punto sin final.

Nunca la historia se debe olvidar
si no quieres volver a ser partícipe
de momentos pasados y difíciles
de rencores, miseria y tanto mal.

Obligado fue el pueblo a claudicar,
por los nacionalismos más fanáticos,
igual que los que alteran tantos ánimos
pidiendo a los payeses lealtad.

En tal caso debemos sopesar
si todos los que usaron formas frívolas,
con causas antagónicas y díscolas
tendrían que volver la vista atrás.


El mísero se quiso aprovechar
del hecho de alejarse de las cárceles
y a riesgo de que vuelvan los cadáveres
entre el pueblo ocultó su mezquindad.

Mientras, el gobernante con afán,
adorna su palabra poco explícita,
se piensa que le amparan formas lícitas
y entre actos muestra su incapacidad.

Y en lugar de ponerse a negociar
imbuidos de un espíritu patriótico,
los de siempre mantienen sus propósitos
de hacerla grande y una, hasta el final.

Sabiendo que no cabe marcha atrás
la derecha se queda un tanto atónita
al no entender que su cruzada histórica
no pudo haber impuesto su ademán.

El fuego que provoca el no votar
el pirómano enciende con la pólvora,
encontrándose en una pose cómoda
dará la gasolina algún rufián.

Por ello antes que vaya todo a más
tendremos que aplicar la simple lógica
pues todas las posturas antagónicas
si se quieren se pueden dialogar.

Los siglos no pudieron alterar
el conjunto de formas espontáneas,
la piel de toro es pura miscelánea  
y la historia termina siempre igual.

Después de todo, tanto el nacional,
liberal, socialista o el católico,
defienden sus ideas y propósitos
sin por ello perder su identidad.

Los cambios con el cisma al fin vendrán
pasándose el periodo de paréntesis,
el tiempo llegará con otro génesis
y vuelta a la rutina y a medrar.

Cuando un nacionalista es amoral
se viste como hipócrita y de víctima
y justifica sus razones íntimas
diciendo que le quitan libertad.

Esa misma que un día tiempo atrás,
con ella hicimos de la rana un príncipe
y a los rencores les pusimos límites
entre heridas que nunca estañarán.

Pues esta España plurinacional
que siendo vertebrada fue caótica,
demostrándonos su epopeya histórica,
enseña su mentira y su verdad.

Su luz y sombra en época imperial
dejó fulgor con forma heterogénea
y la huella de su religión etérea,
usó con la conquista militar.

Mientras tanto, la izquierda tan plural
se piensa que con un discurso único
el futuro vendrá con días lúdicos
a un mundo de justicia e igualdad.

Como eternos cainitas se verán
divagando con mítines erráticos
como el profeta que nació mediático
y vendió su mensaje fraternal.

Pues, aunque pareciera una obviedad,
finalmente, el problema es crematístico
por mucho que disfracen los políticos
sus ansias de poder y de mandar.

Ello no quita que se quieran más
avances y valores democráticos,
pareciendo que pueda ser dramático
que marchen si del pueblo es voluntad.

La cuestión simplemente es escuchar
a los que dicen ser de aquí foráneos
y parte de un país que es sucedáneo
de una nación compleja y singular.

¿Y que quieren con esto demostrar
aquellos que se encuentran tan escépticos
con la legalidad y con su crédito
si ni sus leyes saben respetar?

Los corruptos intentan engañar,
uno con victimismos más que clásicos,
y el otro con discurso ruin y básico,
mientras el tiempo oculta su ruindad.

El juego espero que no acabe mal,
si exaltan los ardores de los “héroes”
el riesgo de que afloren los estiércoles
nos llevaría al pozo sin cegar.

Al final si quisiéramos cambiar,
deberemos con medios diplomáticos
resolver el asunto problemático
con las urnas, respeto y lealtad.

















Antonio Nieto Bruna
Copyright ©
24-9-2017



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