Su imagen transporta a los tiempos lejanos
de aquellos momentos de trotes discretos
alzando a caballos a barras sujetos
y a barras sujetan pequeños sus manos.
Con giros continuos alegres y ufanos
los niños galopan veloces e inquietos
y al viento lanzando pueriles secretos
gozosos cabalgan en potros mundanos.
La vida que corre con fin natural
nos lleva sus vueltas cual fiel carrusel,
comienza deprisa parando al final
y sigue girando sujeto al corcel,
sabiendo que nada será ya inmortal
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