Pensó
con angustia, para sí, el empresario circense, al figurarse al artista haciendo
sus piruetas allá en las alturas, de una barra a otra...
Ese
innovador número, anunciado a bombo y platillo, hizo acercarse hasta el
descampado donde se había levantado una inmensa carpa, a una ingente cantidad
de curiosos, para ver aquel más difícil todavía, donde nunca antes se vio un
salto mortal en trapecios, a tanta altura.
-¡Menudo
desengaño!-
Se
oyó entre el público, cuando las luces de los focos iluminaron aquella cúpula
donde se veía balanceándose al trapecista.
-Resulta
que pusieron red. ¡Nos han dado gato por liebre!-
Antonio Nieto Bruna
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9-2-2015
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