Soneto apocalíptico

Halcones deseosos de la guerra
ocultan la ambición entre sus manos
en nombre y la defensa de “su” tierra
y matan sin rubor a sus hermanos.

Quien permuta a las formas de intifadas
con la piedra lanzada al filisteo
aplastando a las tierras ocupadas,
es que quiere ser rey del pueblo hebreo.

Mientras tanto inocentes de ambos lados
sufriendo de los locos el castigo
pagarán los excesos y pecados,
del que al otro le llama su enemigo.

Y mirando seguimos los demás
desde el confort que dan nuestros sofás.




Treinta años nos contemplan



Hoy treinta años nos contemplan 
desde esos primeros días
que con sonrisas hermosas 
y las miradas perdidas,
a los padres y a las madres
en busca de una salida
alentaron a lograr
a aquellas treinta familias
un presente y un futuro 
que dieran a nuestras vidas.

Después de tantas vivencias
buenas, malas y sufridas
estamos todos contentos
al veros con la alegría
de saber que nuestra empresa
nunca quedará baldía
y al mañana lo esperamos
con vuestra angustia sabida
comprendiendo que el esfuerzo
no es una causa perdida.