Engreídos que exhiben su ignorancia
con falaces y falsos argumentos
se reafirman dándose importancia
que basan todo en firmes fundamentos.
Y sin pudor envuelven de arrogancia
los principios de sus conocimientos
mientras usan su propia discrepancia
para hacer con el barro sus cimientos.
Por ello nos debemos preguntar
cuando entramos a hacer divagaciones
si es correcto pararte a razonar.
Pues aquellos que en sus meditaciones
los argumentos dejan al azar
es porque solo tienen intuiciones.