Solitario un gorrioncillo por las mesas va pasando
mientras pica un bocadillo y sobras que van quedando.
Los alegres comensales en domingos soleados
cumplen sus normas sociales, en la plaza están sentados.
Una jarra de cerveza con bravas, morcilla, magro,
tortilla y una corteza, en el cuerpo obran milagro.
Al acecho está el gorrión mirando en la mesa el plato
y no pierde la ocasión de beber de algunos vasos.
Aunque toma esas migajas las que tiene más a mano,
para él es una ventaja ser un pájaro tan sano.
Mientras tanto la colilla que encontrara de un cigarro
guarda como una semilla junto a un trozo de somarro.
Su despensa es tan variada como agua de abril y mayo,
que le llega de la nada y le moja de soslayo.
En las fiestas se engalana con su traje improvisado,
va en busca de una serrana pues un baile le ha brindado.
Cuando pasa por su nido mirándola ilusionado,
con su lógico sentido de esa moza se ha prendado.
De tu nido te caíste al querer volar temprano,
te fuiste a buscar alpiste allí donde falta el grano.
Regresaste a la pradera junto al alto y al quebrado,
donde el cantueso te viera alzar tu vuelo soñado.
Pajarillo pinturero en la plaza estás volando,
y a ese libre albedrío un ángel lo está cuidando.
Antonio Nieto Bruna
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31-8-2015