Al
despertar, sintió como si estuviera en otro mundo, como si acabara
de nacer y todo tuviera otro sentido para él. Había sido sometido a
una intervención quirúrgica, en donde le implantaron un microchip
entre ambos hemisferios cerebrales, que al actuar sobre el sistema
límbico, controlaría y procesaría tanto la formación de emociones
como los datos básicos referidos a la conducta, la memoria o el
aprendizaje.
A sus veinte años, comenzaba a apreciar unas
sensaciones que remotamente recordaba como algo que en su interior
había sentido, pero que hasta ese momento no pudo hacer un lógico
uso de tales facultades mentales. Era como si de repente, todo su
mundo de Peter Pan, se hubiese disipado, apareciendo para quedarse
los fantasmas que de tarde en tarde le habían sobresaltado.
En ese
momento, Adán comenzó a comprender la existencia del pudor, de la
muerte y de la maldad.
Antonio
Nieto Bruna
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17-8-2014