Versos a un pecador

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Si tu dios olvidara su nobleza
le diría a su padre que mandara
de inmediato una plaga que acabara
con el mal del humano y su vileza.

Al necio que no ve la deficiencia
de su conciencia pútrida y tarada,
que le quiten la mitra si es sagrada.
No merece la mínima indulgencia.

Por ello te pregunto sin rencor.
¿Si tú naciste, dónde está el error?

Palabras de un infame contenido
las pronuncia ultrajando desde el ara,
aquel que porte la sagrada tiara
que el hecho no le pase inadvertido.

De miseria se llena el retorcido
al decir que la culpa es del pecado
cuando llega al mundo lo más sagrado
con el alma o el cuerpo malherido.

No merece llamarse buen cristiano
el que ejerce de forma vejatoria
con su soez e inmoral jaculatoria
si desprecia y después te llama hermano.

Por ello te pregunto sin rencor.
¿Si tú naciste, dónde está el error?

Si crees en tus propias convicciones
mira a ver si guardaste bien tus votos,
no sea que tus hechos más ignotos
pudieran esconder otras razones.

Y tengas en tu herencia corazones 
con oscuros pecados muy remotos,
ocultando a tus fieles más devotos
que ofendes desde el púlpito al Señor.

Por ello te pregunto sin rencor.
¿Si tú naciste, dónde está el error?

No deseo por nada tu dolor
pero tampoco pongo la mejilla,
pues envuelto en tu oscura pesadilla
no sabrás cuan hermoso es el amor.

Cuando expones tu estúpida teoría
con dogmas de la antigua inquisición
contradices tu propia religión
si no ves la verdad de mi poesía.

Por ello te pregunto sin rencor.
¿Si tú naciste, dónde está el error?








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