Poema a nuestros mayores

El tiempo tan exacto e inflexible
marcará nuestra efímera existencia
con su clara y constante permanencia
al pasar por la vida imprevisible.
Aunque el hecho es de todo indefectible
y nacemos sabiendo la evidencia,
el destino señala la sentencia
de la única verdad ineludible.
Los abuelos queridos y entrañables
cuando alcanzan edades avanzadas
la experiencia les hace respetables.
En sus sienes de arrugas plateadas
se reflejan los hechos imborrables
que a la postre resultan perdurables.

Los ancianos nos pasan los legados
de costumbres labradas en la vida
con formas de una calma contenida
usadas en sus campos hoy sembrados.
Los frutos que han dejado cultivados
van brotando con savia renacida,
para ellos en la tierra prometida
de los tiempos presentes y pasados.
El poema quedaría algo incompleto
sin poner en los versos unas flores
de amor y admiración por los mayores.
Por ello les debemos el respeto
de hacer un homenaje con honores
a aquellos que transmiten sus valores.













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