Soneto a Tula

Heredaste su nombre y su nobleza,
su dulzura, su garbo y simpatía,
de quien fuera mascota y alegría
y un recuerdo del tiempo y su certeza.

Mientras pasan momentos de tristeza,
quedará como una fantasía,
esa amiga que diera compañía
y que alzaba orgullosa su cabeza.

Hoy te marchas durmiendo dulces sueños
a los prados de verdes soledades,
cuando queden los ojos ya risueños

si el recuerdo ocultara adversidades,
mientras se hagan los días más pequeños
quedarían las duras realidades.


Antonio Nieto Bruna
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18-12-2017






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